Los malabares del ente emisor para contrarrestar las consecuencias de las promesas pecuniarias, de los subsidios y aportes estatales ante la alerta del COVID-19.
La pandemia llegó al Banco Central (BC) y sus efectos pronto se dejaron sentir. Las empresas estaban cerrando, los trabajadores ejerciendo remotamente y otros, incluso, fueron despedidos. Comenzaron las “fases”, periodos de cuarentena y aislamiento en mayor o menor grado, que impidieron la movilización y limitaron la libertad de tránsito ante la emergencia.
Era junio de 2021, aparte del encierro y el ostracismo en el que cayó en país debido a la alerta sanitaria a nivel mundial, Chile celebraba un hecho inédito: el primer retiro de fondos de pensiones, una medida extraordinaria impulsada por determinados sectores de la bancada política pasó a hacerse realidad, incrementando la liquidez y el consumo en el mercado nacional.
El consumo se desató estrepitosamente, generando una espiral de inflación que irradió con sus consecuencias a todos los sectores de la economía. El Banco Central, que por entonces tenía su Tasa de Política Monetaria (TPM) en 0,5%, entendió que el alcance de la mayor presencia monetaria elevaría los precios raudamente. Para contrarrestar —en algo— el impacto, el emisor resolvió aumentar progresivamente la Tasa, con lo cual el crédito se hizo más costoso. Las rentas subieron casi a la estratósfera, donde muchos llegaron a la insolvencia y, otros, a la crítica que se levantó contra el sistema.
La TPM creció gradualmente hasta alcanzar su punto álgido en noviembre de 2022, con un 11,25%. El BC permaneció con su cálculo hasta junio de 2023, cuando comenzaron a disiparse las secuelas de los retiros y las abundantes ayudas económicas del Estado, lo que permitió —dentro de una política pública responsable— disminuir la tasa de interés en tanto se fuera observando el comportamiento de las variables y los mercados. Después, las condiciones se volvieron lo suficientemente propicias para realizar movimientos casi intrépidos, ya que en febrero de 2024 la TPM bajó cien puntos base.
Con esos movimientos, la inflación convergiendo hacia la cifra deseada (3%), el Índice de Actividad Económica (IMACEC) más o menos estable, las variables se alinearon para estabilizar la situación económica. Ya a comienzos de 2024, la Tasa disminuyó en cien puntos base; una osada maniobra, a pesar de que, con el fin del proceso constitucional y la pandemia la incertidumbre se disipó, no dejó de ser un confuso augurio. Según algunos, el Banco Central se estaba apresurando en sus prometedoras expectativas, con una mirada demasiado optimista. Otros, justificando el proceder de la institución, alabaron sus acciones, que no ignoraban el contexto internacional. The Economist, el prestigioso medio británico, elogió la administración del BC al alcanzar el séptimo lugar en las mejores economías de 2023 entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Chile permanece en la tendencia, bajando este 23 de mayo en 50 puntos base la Tasa, dejándola en 6%. Los próximos movimientos serán cautelosos, a la expectativa del comportamiento del mercado, la inflación y el consumo, deseando que para diciembre la TPM se ubique en torno al 5%.